CEMENTERIO, ENTRE LAGRIMAS Y ESPERANZAS

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VISITANDO UNA TUMBA, LUGAR DE AMBIVALENCIAS


En un camposanto se genera una paradoja, en el mismo lugar se sufre la perdida física de un ser querido y a su vez se goza en la esperanza de una vida eterna.

Hace poco fui a un cementerio y observe personas claramente quebradas, llorando el recuerdo de ese ser amado, eso me hizo reflexionar sobre ese lugar.

"Jesús le dijo entonces: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y ninguno de los que viven y creen en mí morirá jamás. ¿Crees esto?" (Jn 11,25) 

¿Le crees a Jesús? 

Si crees esta Palabra debes entender que ese ser querido no murió; está mas que vivo, solo que está en otro estado, Jesús lo resucito; si creyó en Él en vida, no dudes que él gozara de ese pacto.

Para mi la muerte es el inicio de la promesa de Jesús, es un paso adelantado de gozar de su presencia, de adorarlo, de vivir en esa casa preparada para los que aman.      (Juan, 14,3-4)

No quiero quitar protagonismo al dolor, en definitiva lamentar la perdida es imposible evitar. Llega a la mente muchas dudas, cuestionamientos sobre el por qué Dios permitió esa perdida. En algunos casos se llega a pensar que seria improbable seguir en esta vida, su dolor es tan profundo que desean morir; muchos requieren de especialistas para superar esto. Pero si eres creyente, te dejas envolver por el amor de Dios; estoy convencido que el Señor y el Espíritu Santo nos llenan de suficiente paz y aceptación, solo debes creerle a Jesús. ¡Si podemos retomar nuestra vida!, ¡Si se puede tolerar la muerte!. Debemos vivir en la esperanza de ese reencuentro en la resurrección; te lo dice alguien que perdió hace poco a su padre.

"¡Y Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos!" (Mc 12,27)

Si crees en esta promesa, debes admitir que no hay muertos, no es un adiós definitivo, es una transición; la cual todos como buenos cristianos debemos aspirar. 

Creele a Jesús, se buen hijo de Dios y entiende la muerte como parte de la vida, y sobretodo, cuando hayas entendido la muerte, da palabra de aliento a todos ellos que han sufrido una perdida y hazle entender que Jesús resucito para que todos tengamos vida eterna.


No llores si me amas. ¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!

San Agustín









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