No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto. Romanos 12:2
Todos los días debemos avanzar en nuestro camino de fe, soltar las cadenas del mundo y buscar la perfecta voluntad de Dios. El texto de Romanos nos llama a retomar el camino correcto o estar alerta ante las tendencias del pecado.
Es un hecho que los cristianos no pertenecemos a este mundo, tenemos nuestra patria en el cielo como dice Filipenses 3:20. Actuamos según el agrado del Señor en cada paso, aunque en ocasiones flaqueamos en nuestro actuar. Un cristiano no debe imitar la conducta del mundo, al contrario, debe ir contracorriente hasta que su testimonio haga cambiar a los que anden por el camino del error. Falla de algunos hijos de Dios que se ven atraídos por modas pasajeras, música con contenido obviamente ofensiva a la creación de Dios, entre otras cosas; esto puede ser superfluo, lo más grave es acostumbrarse a esta conducta.
Así no tendrán falla ni defecto y serán hijos de Dios sin reproche en medio de una raza descarriada y pervertida. Ustedes son luz en medio de ellos, como estrellas en el universo. Filipenses 2:15
Para todos es una tentación adoptar la conducta del mundo, por eso el apóstol Pablo en Romanos 12:2 sugiere una renovación interior, fortalecer el espíritu. Nosotros los cristianos debemos saber separar ambos mundos, el espiritual y el mundo presente; conociendo al enemigo es que se obtiene un verdadero triunfo. Esta renovación se consigue con una intima relación con el Señor y haciendo uso de las armaduras espirituales que tenemos como la oración diaria, lectura diaria de las Sagradas Escrituras y el ayuno. Esta es la conducta del hijo de Dios, con esto nos vamos contracorriente ante lo que propone el mundo y estaremos conociendo la verdadera voluntad del Padre celestial.
Debemos ser conscientes que este mundo es controlado por el príncipe de las tinieblas como leemos en Efesios 2:2, nuestro combate es espiritual y debemos estar atentos. Somos luz en medio de la oscuridad, reflejemos esa luz en nuestro caminar, somos distintos a las corrientes del mundo.
Si han aceptado la fe, no se dejen arrastrar ya por sus pasiones como lo hacían antes, cuando no sabían. Si es santo el que los llamó, también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la escritura: Serán santos porque yo soy santo. 1 Pedro 1,14-16.
Debo concluir exhortándolos a perseverar en la fe examinar su comportamiento y sacar cualquiera conducta de este mundo. Busquemos más bien acercarnos a la conducta de Jesús renovando nuestro compromiso como hijos de Dios.
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